No quiero vivir de recuerdos.
Quiero
vivirte a ti,
en
presente
durante
el reto de la eternidad.
Quiero
ser tu amor correspondido,
a la que
busques en otros cuerpos,
el
primer pensamiento de tus mañanas,
que te
gires al despertar
y
observándome
vuelvas
a caer en los brazos de Morfeo.
No
quiero un pasado en común.
Quiero
un futuro sin planificar,
que seas
mía
pero
libre.
No te
pido un para siempre,
pero te
reto a cumplirlo.
No
quiero una noche de fuegos artificiales.
Quiero
pasar las madrugadas contando los besos
que
caben en tu cuerpo,
poder
disfrutar de cada segundo
que pase
tu mano
dibujando
en mi espalda
eternos
infinitos.
Quiero
calmar tormentas
en tu
boca
y
provocar huracanes
en tu
cuerpo.
No
quiero formar parte de tu mundo.
Quiero
ser osada
y creer
que algún día
seré
dueña de tu universo,
como tú
lo eres del mío.
Quiero
invocar tus instintos más primarios
cada
tarde.
Pasar
siglos entre las sábanas
hasta
caer exhaustas de nosotras
y
ausentes del resto.
Quiero
vivir en la cúspide
de tus
caderas.
Perderme
en el bosque
de tus
pestañas.
Y moriré
con gusto
siempre
que sea observando tus ojos color café.
No
quiero hacer poesía contigo.
Quiero
inventar nuevos modos
de
definir la palabra Amor.
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