Tu nombre me sabe a fresas con nata,
si, después de tanto tiempo,
de tantos (d)años,
sigue sabiéndome a gloria.
Me mirabas detenidamente,
y cuando te preguntaba porqué
decías que al arte hay que mirarlo
despacio
y saborearlo cada segundo.
Eras magia,
Rock & Roll,
prosa,
pintura,
balada de cantautor,
ruinas olvidadas
y poesía.
Besabas de forma única,
se vidriaban tus ojos al hablar del pasado
Me hacías desear ser tu musa más puta,
y tu amante más dulce.
Me gustaba tu forma de ver el mundo,
y me agarraba a ella,
intentando copiarla,
aunque fuera imposible.
Me olvidé de mí
para encontrarte.
Pero un día
te fuiste sin dejar rastro,
cogiste todas tus pertenencias,
entre las que se encontraba mi corazón
y huiste lejos.
Dejando domingos melancólicos
rebosantes de preguntas,
horas de insomnio
ausentes de respuestas,
y una cavidad vacía en mi pecho
Pero tu nombre sigue sabiéndome a fresas
con nata,
a tardes de risas
a noches de fuegos artificiales
a tabaco
a prisas
a miedos
a ti.
Y aquí queda tu fantasma,
abrazándome por detrás cuando me miro al
espejo,
cuando camino descalza,
o cuando busco el sabor a fresas con nata
en otra boca.