Sabina se
equivocaba,
ya llevo
más de quinientas noches
intentando
olvidarla.
Pero vuelve,
en cada
risa,
suspiro,
desaliento,
poema,
canción.
Las
musas me abandonan
cada vez
que les planteo
el reto
de definirla.
Quizá no
hayan sido inventadas palabras
capaces de
resumir tanta belleza.
Era una
zorra,
entró en
mi vida cual huracán
y a mí,
que soy tormenta
me
redujo a llovizna.
Ya van
quinientas tres noches,
y pienso
que son pocas.
¿Cómo olvidar
las horas entre sus caderas,
los
suspiros que arrancó de mis labios,
el único
“te quiero” que ha sido capaz de pronunciar mi corazón?
¿Que hago
con las horas
que me
sobran?
Esas que
ya no puedo dedicarle,
¿Dónde
quedaron los fuegos artificiales
entre
las sabanas?
Y vivo
de recuerdos
y a veces
resulta doloroso
pero con
su huida
se llevó
también
mis ganas
de seguir.
Apunta quinientas
tres
porque esta
es la ultima noche
que paso
pensando
en ella..
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