Era inevitable,
en algún
momento debía de suceder,
y hoy,
ha sido
el día.
Hoy me
he enfrentado al espejo,
y mis
ojos,
no se
han vidriado.
Ni me he horrorizado
a ver lo que en el se reflejaba.
He recorrido
el mapa que forman mis estrías,
y me he
dado cuenta de que al unirlas
surge la
palabra “quiérete”.
Hoy, no
maldigo a los kilos de más
ni a las
dioptrías de menos.
Mis cejas
desarregladas
han
pasado a segundo plano,
porque
al observar mi rostro,
me he
parado a observar el color del iris
que
lucen mis ojos,
y sé que
suena osado
hablar
así de una misma,
pero es
un azul verdoso
digno de
contemplar.
Hoy los
complejos
se han
disipado,
como la
polución
después
de la lluvia,
el mundo
ha perdido su tono grisáceo
y ante
mí
ha
aparecido un nuevo mundo de tonalidades.
Hoy he
roto con los “no puedes”
“no
debes”
“no lo
intentes”.
He aceptado
a un pensamiento que hace meses
que me
ronda por la cabeza
dice
así:
HAZ LO
QUE TE DE LA REAL GANA.
Fui hoguera
que hicieron arder,
niña, a
la que vapulearon
hasta convertir
en simple ceniza,
capaz de
desaparecer
con el
mínimo de los suspiros.
Pero tengo
alma de Ave Fénix
y he
decidido volver,
para
decirles,
a todos
aquellos que quieren reír sobre mi tumba,
que no
tengan prisa,
ya que
yo misma me voy a encargar,
de que
lloren durante mi vida.
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