Desde
que te conocí,
duermo
en el lado derecho de la cama
esperando
que algún día,
tú
te coloques en el izquierdo
dónde
está mi corazón,
que
también te pertenece.
Dicen
que hay un hilo rojo
que
une a las personas
destinadas
a conocerse
y
los nuestros se han juntado
formando
un lazo
para
que no nos separemos,
un
lazo que te envuelve .
Desde
que huele mi ropa a tu perfume
y
mis sabanas a tu sexo
mi
nariz
ya
no reconoce
el
olor de las flores.
Y
el aeropuerto de mi pecho
se
ha cerrado por aforo completo.
La
tristeza que me caracteriza
ahora
sabe sonreír,
pero
solo lo hace
cuando
mis labios
pronuncian
tu nombre
o
los tuyos dicen “te amo”.
Quiero
recorrer Madrid
aferrada
a tu espalda
y
llevarte a Bilbao
para
que el Guggenheim admire
lo
que es de verdad
la
belleza contemporánea.
Ahora
que
el tiempo
brilla
por su rapidez
al
pasarlo a tu lado,
y
siento la ingravidez
cuando
pasamos horas en tu colchón
creo
que he empezado a vivir,
y
sé
que
quiero
hacerlo
a tu lado.