Me
cuesta admitirlo,
pero
tu risa,
conlleva
un momentáneo paro sintomático
en
alguna parte de mi cuerpo,
justo
en esa que se encuentra entre las costillas y los pulmones.
Me
jode explicarlo,
pero
el reloj coge carrerilla cuando te veo
haciendo
de las horas suspiros
y
al soltarte un suspiro
equivale
a un mundo.
No
quiero contarlo,
pero
quiero asaltar la luna a tu lado
y
no solo pisando un charco.
Me
duele soñarlo,
pero
mi mente
desea
escribir un día
algún
poema sobre el sabor de tus labios
y
las paredes de tu habitación.
Cada
uno de estos versos,
son
fallos sintomáticos,
que
produces en mi cuerpo,
y
por los que descarada me atrevo,
a
llamarte amor.
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