Escribo con la cordura de un
niño imantado a un lápiz,
palabras surgen de mis dedos
con el único destinatario que
otro suspiro.
Pensamientos efímeros
como la inspiración en una
borrachera
que acabó en sobredosis de
melancolía
y charlas filosóficas con el
portero automático
de una casa que no sé ubicar.
Río cuando el último disco de
Leiva me describe
y sus monstruos,
aunque no son los mismos que
a mi me rodean
deben ser primos hermanos de
estos
porque me encuentro en cada
acorde.
Sonrío a la gente por la
calle
porque da vida,
nunca sabes que labios van a
curvarse de vuelta
o que miradas irán a un punto
fijo para evitarse a ellos mismos.
Habito en las letras que
pulso,
los monstruos que merodean
por mi piel,
en cada sonrisa devuelta
y en cada palabra que hago
mía
con la única intención de
ser.
Mer, comparto lo que dices de la gente que ¨evitándote se evitan a ellos mismos¨.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarMe encanta�� Escribes genial, sigue haciéndolo.
ResponderEliminarmuchisimas gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar