lunes, 21 de agosto de 2017

niño imantado

Escribo con la cordura de un niño imantado a un lápiz,
palabras surgen de mis dedos
con el único destinatario que otro suspiro.

Pensamientos efímeros
como la inspiración en una borrachera
que acabó en sobredosis de melancolía
y charlas filosóficas con el portero automático
de una casa que no sé ubicar.

Río cuando el último disco de Leiva me describe
y sus monstruos,
aunque no son los mismos que a mi me rodean
deben ser primos hermanos de estos
porque me encuentro en cada acorde.

Sonrío a la gente por la calle
porque da vida,
nunca sabes que labios van a curvarse de vuelta
o que miradas irán a un punto fijo para evitarse a ellos mismos.

Habito en las letras que pulso,
los monstruos que merodean por mi piel,
en cada sonrisa devuelta
y en cada palabra que hago mía

con la única intención de ser.

5 comentarios: