Ni
las cartas ni los poemas
son
lo mío
cuando
se trata de buscarles un inicio,
ni
un final.
Han
llorado tanto
estos
18 (d)años,
que
mis mejillas
se
han vuelto impermeables
y
me he convertido en experta
de
sonrisas falsas,
tanto
de hacerlas
como
de detectarlas.
Amo
los coleccionables,
por
eso,
en
estas páginas
me
regalo por fascículos,
(si
me quieres encontrar
junta
los secretos de cada uno
y
me harás a mí.
Ahora,
sonrevivo
con ansia
esperando
cada atardecer
para
recoger otro instante en mi retina.
Cuido
olas de mar,
para
que nunca se queden sin
algún
caballito de mar que las cabalgue,
y
he cambiado el bigote de espuma
que
me dejaba el Cola Cao,
por
el que deja sobre mi boca la cerveza.
He
vuelto a ser,
la
sonrisa que con seis años
alguien
osó a arrebatarme,
y
le dedico una
cada
vez que al mirarlo a los ojos
su
mirada se dirige a otro punto,
para
evitando el contacto,
evitarse
a sí mismo.
Perdón,
si
vuelvo sobre lo ya dicho
pero
ni los inicios
ni
los finales,
son
lo mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario